Déjame contarte una cosa, intentaré ser breve. Escribo des de la oscuridad y escuchando, en mis viejos auriculares, notas de una guitarra acústica que anuncia la llegada de un amor, de algo que quizás ¡tú! que ahora lees esto, hayas vivido.
No voy a tratar de darte el rollo de que el amor no existe, porque si creo en él, de forma u otra, pero sí creo en él.
Estereotipos en el amor, pero, los llevo encima des de pequeña, en una mochila rosa y con esas princesas que visten vestidos largos, tupes y tacones con los cuales corren i no les duelen los pies. Me contaban la historia de ellas, todas vivían o bien o mal quizá en el bosque con hadas, en una casita con más hombres (¿qué raro no, que ninguno cayera, tan bellas que son?) y hacían pasteles o hablaban con ratones. Todas muy responsables, todas predestinadas a casarse con ese príncipe, que poseía tierras lejanas (que seguro pensaban: "bien más zapatitos de cristal y vestidos largos al armario, ya que este tiene dinero", con esa cara de vicio que se les saldría por la nariz). A todas ellas pero, el cuento se les acababa con un " y fueron felices y comieron perdices", y digo yo que todas van a ser de la misma época y que por lo tanto, tarde o temprano deberían terminarse las perdices, eso o había una plaga y que cuando esta termino pasaron al “colorín colorado este cuento se ha acabado”.
Cómo ahora yo, voy a creer en todas ellas, si me parecen las más putas de toda la historia. Y luego decimos...
En segundo lugar están esas películas amorosas y románticas que miramos los domingos después de comer, cuando después de la movida del sábado no apetece ni ir a sacar el perro, ni la basura.
Y estas o bien empiezan recordando algún trauma infantil con algún chico o con una bonita situación sentimental. Luego se pelean y al cabo de una semana conocen por casualidad a otro que con otra casualidad es hermano o primo lejano o sobrino o amigo del ex de la protagonista. Lo pasa mal, lo dejan un tiempo que no suele durar mucho y se encuentran por la calle.
Oh ¡un trueno! y de golpe, después del día soleado que tú sólo ves en Julio, aparece uno de esos diluvios que hacen que se empapen de arriba abajo, perfectos para coger luego un neumonía de esas que no te puedes ni mover, pero se besan, como si nada y muy apasionadamente. Y pum THE END. Esta, pero, no terminan como las otras: "comiendo perdices". Aunque tratándose de Manhattan seguro que seria algún café de Starbucks.
Y representa que nadie más se mete en la relación.
Señoras, señores, a quién lea esto, levanten la mano des de sus casa, él o la que hay tenido una relación como esa. Puede ocurrir todo perfecto, dentro de lo que tu podrías llegar a imaginar o soñar, quizás ni te lo habías imaginado nunca, aunque me extrañaría, ya que tod@s lo hemos hecho, pero seguro que nadie ha tenido esos momentos de los que he hablado.
Pues bien, yo, y sólo es mi miserable opinión, me reiría más con la historia de alguna pringada en el amor, que sólo hace más que ilusionarse para luego volver a sufrir y así hasta que, no sé cómo, porque a esto aun no he llegado, se da cuenta de que se ha enamorado. Pero claro está, entonces en contraria a las películas que solemos ver todas (aunque a veces nos cueste admitirlo y yo la primera), el chico no la espera y esta con cualquiera a la que luego vamos a calificar como "zorra" en nuestra mente, o delante de nuestras amigas.
O espera, otra mejor, a mi me encantaría ver la historia de un chico, un chico que sufre per una mujer que esta con otro. Lo mismo que antes pero el revés. Y que no terminara bien… Si el domingo no tenemos nada mejor que hacer... ¡vamos! que más nos va a dar reír o llorar toda la tarde. Es más si termina mal, muy mal, aunque quizá en vez de mal la palabra clave seria "real", nos va a dar más que pensar y así vamos a poder evitar el aburrimiento que estas tardes, al final de la película tod@s sufrimos. Cómo la vida misma. Y no, no vamos a terminar con un "hasta que la muerta nos separe" o con "y fueron nananana..." si no que vamos a terminarla con un: "hasta que otra puta nos separe". Y así seguiremos viviendo. Comeremos un enorme tarro de helado de chocolate, que deberíamos tener todas ya preparado en el congelador, para esas ocasiones, que tarde o temprano llegan; engordaremos esos malditos kilos que perdimos en horas y días de gimnasio, y luego nos arrepentiremos y lloraremos. Nos llamaran los de "Jazztel" ,o los del alguna empresa de esos que llaman cuando más se necesita(en ironía hablando, claro esta), en ese momento de mas llorera y le vas a contar tus penas a la persona del otro lado del teléfono. Luego te volverá a indicar sus oferta y le soltaras ya cabreada un "pues váyase usted a la mierda" y colgaras. Vas a maldecir a todos los que han vivido en este planeta y dormirás ancha. Anchísima. Cama doble para una sola. ¡Esto es la gloria!
Porque sociedad, ni somos princesas ni buscamos un príncipe, ni vamos a enamorarnos perdidamente de uno de ellos con tierras en “muy muy lejano world”. Vamos a querer con la razón y el corazón y por encima de todo vamos a tener la suerte de saber que de películas, de películas se vive exclusivamente, los domingos por las tardes.
Berta.
P:D: Sé que tengo muchas cosas que enseñaros, pero quería dejaros una de las cosas que he escrito y que más me gustan. Es algo que me apasiona, igual que la moda. Y en alguna ocasión he combinado el poder de escribir mil historias con la moda. Lo cuelgo aquí porque cabe la posibilidad de que lo leo gente que me conozca poca y que por lo tanto serán más críticos que mis amigos o gente que lo pueda leer. Así que os pido una cosa: OBJETIVIDAD a la hora de decirme el qué.